jueves, 9 de febrero de 2012



Injustícia

¿Quién puede decir que dictar justicia no es injusto?
¿Un juez?
¿El mismo que la dicta
?
¿Los que le hemos otorgado ese poder?

¿O uno que sepa que la justicia
es como las verdades del mundo?

¿Quizá uno que sepa que cada uno
tiene una verdad diferente a la del otro,
simplemente por hacer continuamente
jucios, sentencias y condenas?

Yo juzgo lo que tu juzgas...¿quién gana?
¿Tú?
¿Yo?
¿O el poderoso que ríe desde la poltrona
viendo como todos le seguimos su dictado?

¿Te crees capacitado para juzgar?
¿También para juzgarme a mi?

Entonces no te esfuerces,
no acataré ninguna senténcia
que no venga de la verdad del todo.

Juzgadme, haced sentencia sobre mi parecer,
condenadme, ajusticiadme...
quedaréis desnudos de poder y verdad.

Haceros primero el juicio a vosotros mismos,
sólo si salís inocentes a los ojos de todos
aceptaré vuestro consejo sobre mi error,
y acataré mi solución de corrección,
pero nunca la condena sobre mi libre albedrio.

No sería justo hacerlo...
...igual incluso hasta sería una injusticia.

jueves, 17 de noviembre de 2011

GRACIAS







MIG SEGLE RIU AVALL


El que dies passa anys empeny diu la vella dita. També és veritat, que durant cada instant de la nostra vida arrosseguem tot el bagatge triat, ja sigui el conscient o l’inconscient e inculcat. Igual un moment especial, per fer un respir i una mica de balanç és el dia que celebrem anys, o mig segle com és aquest cas.
Qui any rera any s’ofega encongit per la recança de la pèrdua, o atemorit devant el futur incert i culpidor, neda a contracorrent dins l’aigua pura i neta del riu vital, el que ens porta a tots cap l’oceà de la plenitud, allà on la pau del raser ens plau, y ens empeny a dansar junts aquest ball que els sabis anomenen viure.
Per un costat, la família és el braçal que ens acarona i alliçona desde la mateixa font com gotes conscients, el bressol on ens pujen desde la naixença, guiats per encarar-nos cap el respectiu somni despert.
Per l’altre, els amics són aquelles branques, els troncs escollits, els preuats lligams per fabricar les nostres balses comuns, i que ens plau disfrutar, com tresors compartits.
Tot plegat, és el gaudi que ens ajuda a que la travessia que tots fem i ens du riu avall sigui menys feixuga; el que ens manté cofois i afalagats de compartir les complicitats, les mirades netes de cap interès fosc, del plaer de comptar amb el suport, l’estima i el respecte mutu.
Agraeixo de tot cor el privilegi de compartir la meva balsa amb tots vosaltres, desitjant a la vegada, ser un humil i agrait tronc en les vostres respectives naus, el temps que decideixi el destí i els nostres cors. Disfrutant i compartint plegats els trams de riu que calguin, cap aquell oceà del que tots en som part, baules imprescindibles i necesaries de una mateixa cadena, doncs l’oceà no estarà mai complet sense cadascun de nosaltres.
Ens agrada navegar al sim dels bots salvavides, i domesticats com estem en la por, a vegades ens oblidem, que avans que res som gotes d’aigua, lliures, concients, i plenes de nosaltres mateixos. Tan lliures, que fins i tot, decidint ser núvol en lloc d’aigua de riu, arrivarem plegats al mateix mar.
Gracies familia, per l’estimació i el suport malgrat tots els pesars que us he fet viure. Aixó si, us dic, prometo donar la tabarra uns quants anys més.
Gracies amics, companys, als que ja no hi son amb nosaltres, als que el destí a dut per altres dreceres, i a tots vosaltres que heu decidit avui gaudir d’aquesta trovada.
A tots plegats us vull dir una cosa que suvint ens costa dir, que moltes vegades m’ha costat dir: us estimo.

Una abraçada.

Llibert


MEDIO SIGLO RíO ABAJO

El que días pasa años empuja dice el viejo dicho. También es verdad, que durante cada instante de nuestra vida arrastramos todo el bagaje elegido, ya sea el consciente o el inconsciente e inculcado. Lo mismo un momento especial, para hacer un respiro y un poco de balance es el día que celebramos años, o medio siglo como es este caso.
Quién año tras año se ahoga encogido por la pesadumbre de la pérdida, o atemorizado ante el futuro incierto y culpidor, nada contracorriente en el agua pura y limpia del río vital, el que nos lleva a todos hacia el océano de la plenitud, allí donde la paz del remanso nos place, y nos empuja a danzar juntos este baile que los sabios llaman vivir.
Por un lado, la familia es el brazo que nos acaricia y alecciona desde la misma fuente como gotas conscientes, la cuna donde nos suben desde el nacimiento, guiados para encararnos hacia el respectivo sueño despierto.
Por otro, los amigos son aquellas ramas, los troncos elegidos, los valiosos lazos para fabricar nuestras balsas comunes, y que nos place disfrutar, como tesoros compartidos.
Todo ello, es el goce que nos ayuda a que la travesía que todos hacemos y nos lleva río abajo sea menos pesada; lo que nos mantiene ufanos y halagados de compartir las complicidades, las miradas limpias de ningún interés oscuro, del placer de contar con el apoyo, la estima y el respeto mutuo.
Agradezco de todo corazón el privilegio de compartir mi balsa con todos vosotros, deseando a la vez, ser un humilde y agradecido tronco en vuestras respectivas naves, el tiempo que decida el destino y nuestros corazones. Disfrutando y compartiendo juntos los tramos de río que haga falta, hacia aquel océano de lo que todos somos parte, eslabones imprescindibles y necesarios de una misma cadena, pues el océano nunca estará completo sin cada uno de nosotros.
Nos gusta navegar encima de los botes salvavidas, y domesticados como estamos en el miedo, a veces nos olvidamos, que antes que nada somos gotas de agua, libres, concientes, y llenas de nosotros mismos. Tan libres, que incluso, decidiendo ser nube en vez de agua de río, llegaremos juntos al mismo mar.
Gracias familia, por el cariño y el apoyo pese a todos los pesares que os he hecho vivir. Eso si os digo, prometo dar la tabarra varios años más.
Gracies amigos, compañeros, a los que ya no son con nosotros, a los que el destino a llevado por otros atajos, y a todos vosotros que habéis decidido hoy gozar de este encuentro.
A todos deseo deciros algo que a menudo nos cuesta decir, que muchas veces me ha costado decir: os quiero.

Un abrazo.

Llibert

martes, 23 de agosto de 2011

Hipocresía






Hipocresía

Viven de hacer escarnio del encuentro interno,
mofas de lúcidos y buscadores de alquimias,
en un vano intento de menospreciar el sentir,
buscando con el complejo ajeno su influencia
e imponer así sus medias verdades condicionadas.

Buenas intenciones escondidas en corazón de lobo,
que los delata ansiosos de rebaños bien cercados
y asegurando de forma perenne su propio sustento,
mientras, nos alimentan con todo miedo y apremio,
con amenazas de infiernos donde sólo caben cielos
y negación de limbos donde ellos plantean avernos.

Caridad y amor al prójimo pregona a todo viento,
quién a su vez se aferra con todas sus fuerzas
al trono dorado cobijado por la gran cúpula,
púlpito de secretos encubiertos por sus ancestros.
Herencia de intereses escondidos tras el blanco.
Cortes de ángeles esgrimen como aguerrido ejército
mientras atesoran bienes especulados en el banco.

Ya ha llegado la hora de su fin y lo sufren en su sangre
no queda rastro de su ignominia en el llano que renace,
los ojos de su líder los delatan vacuos y sin remisión,
como calaveras depositadas en sus catacumbas,
vacías de esencia denunciando con su porte
la hipocresía del que vende luz apagando velas ajenas.


(Dedicado, no a la gente que cree y siente de verdad sus creencias, lo cual merece todo el respeto y aceptación, sino mas bien a los dirigentes de las confesiones religiosas que anteponen el interés material para mantener el poder, tanto el personal como el del colectivo que representan, ante la manifestación limpia, coherente de su esencia y sabiduría ancestral).



miércoles, 15 de diciembre de 2010


ADEU COMPANY

Adeu company...
Et desitjo la pau per sempre
sentint el dolor dins del pit,
recordant aquella última mirada
sabent que del tot eres concient.

Adeu company...
Un día ens trobarem allà on estiguis
i jugarem amb el que em vaig oblidar aquí,
a veuret en tot instant com un amic fidel
que mai va reclamar ni menester
res mes que no fos el meu alé.

Adeu company...
Guardaré per sempre en la memoria
el teu talant respectuos i seré,
sabent sempre ser tu mateix,
baixant el cap sumis devant
de qualsevol pretessa malifeta,
mostra de la teva noblesa innata.

Adeu company...
Ja guareixes el teu sentir dins la llum,
la que demano que enfoquis cap a mi
i siguis el far de les meves pases,
ara que no hi ets entre nosaltres
i aprofitan-me de que tu has arribat primer,
allà a dalt on no hi ha diferents,
on no hi han ordres ni crits,
nomes caricies i abraçades.

Adeu company...
Ja no ploru mes per tú,
et mereixes veurem feliç i content
de saberte en el millor lloc possible
per gaudir de tota la teva fermesa.
Ja no patiràs mes pujant les escales
de les meves ignomínies.
Despres de quasi quinse anys junts
només em queda un frec al cor,
haber estat jo qui deixidís el teu día,
el fatídic instant del teu traspàs.

Adeu company...
Se que no m'ho tindràs mai en compte.
Et vaig disfrutar de cadell
i te tret el patiment de gran.
Majestuosa sabiduría del que sap
que ja el seu darrer moment s'acaba
i ho demana donant-te la pota.

Descansa en pau... company.



ADIOS COMPAÑERO

Adios compañero...
Te deseo la paz para siempre
sintiendo el dolor en el pecho,
recordando aquella última mirada
sabiendo que del todo eras consciente.

Adios compañero...
Un día nos encontraremos allí donde estés
y jugaremos con lo que me olvidé aquí,
a verte en todo instante como un amigo fiel
que nunca reclamó ni necesitó
nada que no fuera mi aliento.

Adios compañero...
Guardaré para siempre en mi memoria
tu talante respetuoso y sereno,
sabiendo siempre ser tu mismo,
bajando la cabeza sumiso delante
de cualquier pretendida mala acción,
muestra de tu nobleza innata.

Adios compañero...
Ya resguareces tu sentir dentro de la luz,
la que pido que enfoques hacia mi
siendo el faro de mis pasos,
ahora que ya no estas con nosotros
y aprovechándome de que tu has llegado primero,
allí arriba donde no hay diferentes,
donde no hay órdenes ni gritos,
solo abrazos y carícias.

Adios compañero...
Y no lloro mas por ti,
te mereces verme feiz y contento
de saberte en el mejor sitio posible
para disfrutar de toda tu firmeza.
Ya no sufrirás mas subiendo las escaleras
de mis ignomínias.
Tras casi quince años juntos
sólo me queda un roce en el corazón,
haber sido yo quien decidió tu día,
el fatídico instante de tu traspaso.

Adios compañero...
Te disfruté de cachorro
y te he quitado el sufrimiento de mayor.
Majestuosa sabiduría del que sabe
que ya su último momento se acaba
y lo pide dándote la mano.

Descansa en paz...compañero.

martes, 10 de agosto de 2010

¿IMPORTA?



Otra vez aprendo a caminar descalzo
a andar sin dar vueltas a ningún sitio
¿importa cuantas veces lo intente?
tras cada caída hay un levantarse.

Igual esta ocasión si es la buena
y encuentro el sueño que busco
¿importa el tiempo que use en ello?
asoma ya una palpable realidad.

Escucho la catarata de mi pensar
siento mi silencio como la empuja
¿importa quién gane?
el destino está en su comunión.

La vacía copa se límpia esperándome
soy el preciado líquido que espera
¿importa mas cantidad que calidad?
reposo paciencia colgado en la vid.

No hay premura en zambullirme al vacío
un día lo hice y me llené
¿importa las veces que tenga que repetirlo?
mi vaciado no depende de la plenitud.

Puedo dejar de mirar mil veces
y hacer ver que el mundo no va conmigo
¿importa mirar cuando no dejas de ver?
la visión no es un logro
es la realidad
y si no, al tiempo.

Que tampoco importa.

lunes, 2 de agosto de 2010

martes, 13 de julio de 2010

CANFRANERO

Llevo rato disfrutando de una percepción, me siento transportado a otro tiempo, a un resquicio de un ayer lleno de esplendor rezumando por doquier, enfrascado en una titánica lucha contra una decadente presencia en todo lo que rodea este majestuoso paisaje.

Una extraña sensación me embarga mientras espero los minutos que faltan para que arranque desde su fin de vía el Canfranero. Mas allá de donde está parado, desde su llegada a media mañana, en su único viaje diario desde la capital, la vía colecciona óxidos y abandonos, montada sonre vetustas vigas ajadas y desgastadas por las difíciles inclemencias meteorológicas del lugar.

Como si el único vagón que lo comfigura supiera que mas arriba antiguos fantasmas del pasado le impiden abrirse paso hacia el otro lado de las montañas, nada mas llegar a la estación el Canfranero se obliga dejar de mirar al frente, a desviar la mirada hacia el otro lado, quizás una añoranza llena de tristeza le aconseja no hurgar en el negro túnel que se abre a pocos metros de sus ruedas.

Estoy sentado sólo en uno de los tres compartimientos que configuran el único vagón-tren-convoy del canfranero, veo un matrimonio de jubilados excursionistas en el compartimiento delantero, hablando cordialmente con el privilegiado y poco estresado maquinista. Aún tengo en la retina bien presente la mirada casi de asombro al verme llegar del empleado de la descuidada oficina, preguntando por el despacho de billetes. Le leí el pensamiento: ¡Un cliente!, le sonreí con amabilidad agradeciéndole el trato.

Los minutos se hacen larguísimos, el fuerte calor de julio cae imponente y sin piedad sobre el valle, dando su luminosidad una sensación de estar en un sitio muy peculiar, donde la silueta majestuosa de la vetusta y ya medio restaurada estación internacional de Canfranc resalta enmarcada por el espléndido colorido verdoso, muestrario inigualable del esplendor de la naturaleza rezumando en la ladera de la imponente montaña que la cobija. Los imponentes abetos, situados en difíciles equilibrios en la montaña, son y han sido en sus sucesivas generaciones los testigos mudos de todas las historias y emociones que han transitado por la estación durante muchos años. Coronando su cima como inmensa corona unas preciosas nubes de evolución diurna, inmensas montañas de algodones de azúcar dando una mayor altitud a la imponente estampa, buscan salir con voluptuosidad en la foto enmarcada por el espléndido cielo azul.

Adivino su esplendor en otras épocas, imagino escenas en que la gente abarrotaba sus andenes, hombres, mujeres, niños, ancianos esperando ir a un mundo mejor, lejos quizás de misérias endémicas, de luchas de poder; víctimas muchos de la injusticia humana, de la estupidez en que caemos cuando pretendemos dictar el bien de unos a costa de otros.

Sorprende tanta estación en un lugar como éste, es como un muestrario de cosas que no acabaron bien, un error de despilfarro en el que tanta inversión y fastuosidad se han convertido con el tiempo en un triste monumento a la inoperáncia humana.

El Canfranero, (no se qué es que no me deja llamarlo simplemente tren), arranca motores, como si necesitara calentarlos para poder comenzar con garantías el trayecto valle abajo. Es la primera vez que me subo, he decidido por cuestiones que no vienen al caso subir en autobus a la estación y experimentar el viaje de bajada; quizás una escondida aprensión por su fama que lo acompaña de diversos descarrilamientos, producto de las desgastadas condiciones físicas de su trazado. Sobre esto reflexiono mientras espero los últimos minutos antes de la hora señalada para la salida, mientas me deleito observando como se han adueñado de la majestuosa estación infinidad de aves, que entran y salen, de los pocos orificios que no han conseguido taponar en la multitud de puertas y ventanales que la configuran. Son sus únicos usuarios, transformados en inquilinos de lujo de la estación, revolotean encima de las marquesinas destapadas como si se dispusieran a dar el toque de pito al tren que está a punto de partir, como obligándose a despedirse por si algún caso esta vez fuera la última vez que lo ven partir.

Ya no quedan muchas estaciones en uso con los raíles oxidados y desgastados por la lluvía, la nieve y el sol como ésta. Aun resisten firmemente apoyados por oxidados tornillos a antiquísimas y recias vigas de roble, totalmente ajadas por el paso de los años y de las difíciles condiciones del valle. Multitud de plantas han crecido por doquier, mostrando orgullosas con sus flores el triunfo de la naturaleza sobre la obstinación humana; muchas de ellas retando al hierro rodante en un pulso desigual, como reinvidicando su espacio natural ante tanto despropósito y desuso endémico.

Puntual a las cinco y venticinco de la tarde como si de una exigente y competitiva línea regular se tratara, reivindicándose a sí mismo, arranca con un ligero crujido de hierros, lentamente empieza a recorrer los primeros metros, delante de la gran estación abandonada; los raíles mas cercanos a ella permanecen semienterrados en gravas y multitud de plantas, mostrando su inoperancia al mundo que lo quiera ver.

El Canfranero, tren de un único vagón, con nombre casi mítico, como si de un antíguo bandolero de las serranías se tratara, es el superviviente heróico de esta batalla que lídia el progreso contra si mismo, luchando contra el tiempo, también contra los avances de la civilización; peleando contra todos, contra el dinero que no gana, contra el progreso que unos esgrimen como estandarte en lid con la memoría que un día no muy lejano fué y ya no es este lugar.

En su lento arranque noto el esfuerzo que le supone abandonar este sitio priviliegiado, aunque esté medio abandonado, sabe que sólo lo es en apariencia, multitud de presencias y esencias lo protegen en su ausencia, sabedoras que al día siguiente fiel a su cita diaria volverá aparecer por el oscuro túnel que antecede la estación, haciendo sonar su fuerte pitido característico, anunciando otra vez su vuelta a casa.

Veo en su marcha, multitud de edificios semiderruidos, depósitos de agua, atiguos almacenes, viejos hangares, todos abandonados a su suerte; también en las numerosas vías muertas que en su día configuraron un animado trasiego de trenes, observo como reposan aparcados como testimonios mudos de antiguos esplendores varios ejemplares de antiguos vagones, unos metálicos con el interior de madera, otros con todas las carcasas que los configuraron en su origen de madera; casi todos medio destruidos por las inclemencias del tiempo, por multitud de nevadas y grandes cantidades de nieve acumuladas en los largos inviernos del Pirineo, por las copiosas lluvias que caen durante todo el año, por los soleados días de los veranos; año tras año han ido arruinándose mas y mas, dando una especial postal a la estación. Ruinas férreas montadas sobre plataformas totalmente oxidadas, sarcófagos de llantos y risas de las gentes que los usaron, de las ilusiones de pequeños y grandes al sentir bajo sus pies el ruidoso traqueteo subiendo monte arriba o bajando valle abajo. Deshechos con ruedas inmóviles, solo aliviados por el precioso marco verde en que están envueltos por multitud de plantas que si no fuera por su abandono, casi los llevan a la categoría de esculturas de jardín, en medio de un universo verde que viste por doquier a todo el valle.

En su salida el Canfranero se introduce confiadamente en el primer túnel de los muchos que tiene su escarpado trayecto por la ladera del valle, hasta llegar abajo, casi a las cercanías del bullicioso Jaca. Entra y sale de cada túnel como si nos enseñara el juego de mostrar y quitar postales a cual mas bella tras cada obligado cerrar de ojos. Buscando quizá distraer nuestra atención sobre su lenta velocidad, y sobre los contínuos edificios abandonados que se ven en su trayecto mas alto.

Hago ver que no me doy cuenta de su prudente lentitud, extasiándome en las excelencias del paisaje. Se ve todo el valle a vista de águila, el rio al fondo, la carretera que lo bordea, las imponentes montañas que configuran el valle, el completo cromatismo de verdes en pleno verano... todo amenizado con el traqueteo de este peculiar Canfranero.....

Aun es saludado y despedido por los jefes de estación orgullosos de lucir sus gorras de color rojo intenso, a la vez que levantan la bandera y hacen soplar los silbatos concediéndole el privilegio de paso por sus estaciones. Así sea por muchos años.